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Historia del Camino Inglés

Historia e información del Camino Inglés. Las relaciones entre Gran Bretaña e Irlanda, por una parte, y el norte de España, por otra, son más que milenarias. Y no falta quien las remita a la prehistoria. Hay un documento del siglo X firmado por un obispo de Bristol (Inglaterra) que condena el tráfico de esclavos entre el norte de la Península y dichas islas.

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Lo que sí es cierto es que hace más de ochocientos años que llegan peregrinos desde el norte de Europa hasta la tumba del Apóstol Santiago. La mayor parte procedía de Gran Bretaña e Irlanda, pero también había muchos de los que hoy son los países nórdicos, los bálticos, Finlandia, Islandia, parte de Alemania y los Países Bajos.

Los peregrinos de todos esos territorios preferían arriesgarse a un viaje por mar de entre dos y cuatro semanas como mínimo a venir por tierra e invertir un año o dos. Ese recorrido pasó a la historia con el nombre del Camino Inglés y su comienzo oficial es la abadía de Finchale (condado de Durham, cerca de Escocia), punto de encuentro de los peregrinos que cruzaban el mar del Norte, mientras otros preferían ir costeando.

El puerto de desembarco tradicional era A Coruña, si bien los barcos iban a donde los llevaban el viento y las corrientes. Hoy en día el trazado oficial arranca también de la ciudad de Ferrol. Una y otra variante se juntan en la aldea de As Travesas (Carral), justo antes del albergue público de Bruma (Mesía). A partir de ahí, hoy como ayer, los peregrinos buscan el puente que les permite salvar el río Tambre y que en la actualidad tiene un extremo en el término municipal de Oroso y el otro en el de Santiago, del que dista 16 km.

Entre los personajes distinguidos que, por una razón u otra, pasaron por el Camino Inglés, figuran: la mística Margery Kempe, el religioso húngaro (hoy sería eslovaco) Janos Zádori, el emperador Carlos I de España y V de Alemania, el duque de Lancaster y también Cosimo de Medici.

Hace más de ochocientos años que llegan peregrinos desde el norte de Europa hasta la tumba del apóstol Santiago.

Fachada Catedral de Santiago de Compostela

Origen del Camino

Las fuentes sobre el destino portuario de las peregrinaciones que elegían la vía marítima del Camino para llegar a su meta, la ciudad gallega de Santiago de Compostela, mencionan con pocas excepciones A Coruña. La peregrinación jacobea —del latín ‘Iacobus’, que significa Santiago— surge hacia el final del siglo IX. Su origen está en el descubrimiento, en lo que eran un bosque y un cementerio abandonados y hoy es la ciudad gallega de Santiago de Compostela, de un sepulcro que se atribuyó a Santiago el Mayor.

Este apóstol, uno de los discípulos preferidos de Jesús, habría predicado en Hispania, llegando al extremo occidental de Galicia. Al regresar a la ciudad de Jerusalén y morir decapitado en ella entre los años 42-44, su cuerpo fue traído por mar a tierras gallegas para recibir sepultura, según ciertas tradiciones. La memoria de su entierro se perdió hasta su descubrimiento en los años veinte del siglo IX.

En un fenómeno sorprendente, décadas después del hallazgo del sepulcro, llegan a él los primeros peregrinos lejanos. A partir de los siglos X y XI ya llegan de toda la cristiandad; es decir, de toda Europa. La mayoría confluye en Santiago por tierra, cruzando el continente desde lugares tan distantes como Polonia y Armenia.

Con todo, desde el siglo XI hay referencias de peregrinos europeos que viajan por mar saliendo de los países costeros atlánticos y nórdicos. Su llegada es irregular y su destino, en este tiempo, cualquier imprevisible punto de la costa gallega. Continuamos con más historia e información del Camino Inglés.

El Camino Inglés en la Edad Media

En el siglo XII se consolida el puerto del Burgo, en la misma ría que la futura urbe coruñesa, como principal destino de los peregrinos marítimos. Finalmente, en el XIII el puerto de A Coruña, fundado como la ciudad en 1208, se convierte en el destino de la casi totalidad de estos peregrinos, que, además, comienzan a llegar con regularidad y en gran número.

Existe documentación histórica abundante sobre peregrinaciones marítimas durante el siglo XII y siguientes desde Escandinavia y las islas británicas, que arribaban en la costa gallega para continuar viaje por tierra hasta la tumba del apóstol Santiago.

No solo los peregrinos ingleses optaban por iniciar las rutas desde las costas coruñesas hacia Santiago de Compostela. En realidad, el Camino Inglés era recorrido por devotos ingleses en la Alta y Baja Edad Media, pero también escoceses, irlandeses, escandinavos o flamencos; esto es, del norte y oeste de Europa.

Las fuentes mencionan, casi sin excepción, A Coruña como el destino portuario de las peregrinaciones que elegían la vía marítima del Camino para llegar a su meta: la ciudad gallega de Santiago de Compostela. Lo ratifican los investigadores británicos Robert B. Tate y Thorlac Turville-Petre: “A Coruña —escriben— era el gran punto de encuentro para los peregrinos del norte de Europa que venían por mar”. Por supuesto, la mayoría de los peregrinos a Santiago, tanto en el pasado como en el presente, siguen vías terrestres, pero la peregrinación marítima fue muy popular, sobre todo en los siglos XIII al XVI.

Visitar el sepulcro de Santiago centraba y centra el motivo de la peregrinación, que tras caer en el olvido en el siglo XVIII, resurgió con gran vitalidad en los pasados años noventa. Quien parte de A Coruña puede obtener, en determinadas condiciones, la Compostela, el certificado que concede la basílica santiaguesa a las personas que realizan el Camino. Los peregrinos que parten desde Ferrol, al superar los 100 km, pueden obtenerla presentando su credencial de peregrino rigurosamente sellada.

Abadía de Finchale
Abadía de Finchale: Imagen cedida por English Heritage
Catedral de Durham
Durham: Imagen cedida por Visit County Durham
Castillo de Auckland: Imagen cedida por The Auckland Project

Santiago y el Mar

El mar forma parte del origen de la peregrinación jacobea. Una tradición afirma que el apóstol Santiago el Mayor llegó en barco a la Península Ibérica para predicar la palabra de Jesucristo. Continuó por tierra hasta la costa occidental gallega, considerada por los romanos el 'finis terrae', el fin del mundo conocido.

Es una segunda tradición la que señala que, tras su muerte en Jerusalén, sus discípulos lo trajeron a Galicia en un navío para enterrarlo. Tenían un motivo: por su consideración de tierra final, el poniente gallego se entendía como el lugar más distante que podía alcanzar la evangelización. En este sentido, la sepultura de Santiago en tan remota tierra sería el símbolo de las raíces y extensión del cristianismo.

Santiago se cita como protector de los peregrinos por mar en el Códice Calixtino, texto del siglo XII imprescindible para entender la cultura medieval de la peregrinación. Fue por ese motivo, el patrón de puertos europeos y dio su nombre a muchos barcos, entre ellos varios dedicados al transporte de peregrinos. En la relación de naves dedicadas a Santiago sobresalió el puerto inglés de Dartmouth.

El emblema distintivo de los peregrinos jacobeos es también marítimo: la concha de vieira es metáfora del renacer y las buenas obras, entre otras virtudes.

Se estima que los puertos ingleses con más tráfico de peregrinos hacia A Coruña fueron Bristol y Plymouth, en el oeste y sur del país, respectivamente. Les siguieron, entre otros, Dartmouth, Fowey y Falmouth, y en menor medida Southampton, Poole, Londres, Winchelsea, etc. Según la documentación conservada, partieron barcos con peregrinos de al menos 30 puertos del sur, este y oeste del actual Reino Unido.

El Camino en la Actualidad

Tanto la variante desde A Coruña, también conocida por Camino del Faro, como la iniciada en el puerto de Ferrol, esconden una gran importancia histórica que favoreció la instauración de monasterios, hospitales y de las órdenes religiosas que se encargaban de su atención. En definitiva, los defensores del peregrino.

Lejos de la masificación de otros caminos, el Inglés es un trazado que actualmente discurre por las localidades recuperadas en virtud de documentos, escrituras y registros que hacían referencia a sus demarcaciones o al paso y estancia de viajeros. Se trata, además, de un itinerario bien señalizado en los 18 municipios que atraviesa. Una ruta jacobea impulsada por diferentes administraciones y entidades como son la Asociación de Ayuntamientos del Camino Inglés, la Diputación de A Coruña y la Xunta de Galicia.

De A Coruña sale la variante más corta, con algo más de 70 kilómetros. Saliendo de Ferrol, la distancia es de 113 kilómetros. Divididos en varias etapas —tres o cuatro jornadas desde A Coruña y seis desde Ferrol—, los caminos confluyen en As Travesas, en Carral. El peregrino tiene la opción de realizar el trayecto de un modo más tranquilo en más etapas, ya que la ruta cuenta con albergues y alojamientos disponibles.

Ferrol, Pontedeume, Betanzos, A Coruña… villas con poso e historia, algunas de origen medieval, y otras que fueron poblaciones nobles y burguesas, conectadas por solitarias veredas y frondosos bosques de los que se guarda una muestra para el peregrino de hoy; caminos que la espiritualidad llevó a transitar a religiosos, caballeros, militares, devotos, penitentes y condenados.

Autopista cultural y de intercambio, el Camino Inglés, pese a su menor impacto, abrió nueve siglos atrás una puerta recuperada hace poco más de dos décadas y que ahora se cruza por motivos que van más allá de la religiosidad, aunque solo el peregrino sabe los suyos.

Plaza maria pita

La Compostela desde A Coruña

Para obtener la Compostela, certificado de la realización de la peregrinación, se exige que por lo menos se realicen los últimos 100 km a pie y 200 km si se va en bicicleta o a caballo.

Con todo, atendiendo a la exclusividad histórica de la peregrinación desde el puerto de A Coruña, en diciembre de 2016 el cabildo de la basílica santiaguesa aprobó su concesión desde esta urbe siempre que se cumplan unos requisitos.

La condición establecida para obtener la histórica certificación, siempre partiendo de A Coruña y llegando a la Catedral de Santiago, es la realización previa del Camino en el país o región de origen de los peregrinos. Se hace una mención especial para los habitantes de A Coruña, que la recibirán visitando los espacios jacobeos de su ciudad y peregrinando a pie a Santiago.