Consejos

¿Quieres evitar las ampollas en tu Camino de Santiago?

Quieres evitar las ampollas en tu Camino de Santiago? Te damos unas notas sobre los problemas que aparecen en nuestros pies y te recomendamos unos consejos para evitar las ampollas en el Camino de Santiago que nos pueden ayudar mucho.

Ampollas en los pies

Es el problema más habitual en los pies de los peregrinos del Camino de Santiago, ¿Conoces a alguien que no haya sufrido una ampolla en los pies realizando el Camino de Santiago? No es posible evitar por completo las ampollas en el Camino de Santiago, pero siguiendo estos consejos ganarás mucho camino (nunca mejor dicho). Prácticamente en su totalidad aparecen por un problema de fricción entre los diferentes planos de los tejidos así como entre la piel y el calcetín o entre el calcetín, la zapatilla y la piel.

Durezas en los pies y callos

Las durezas en los pies y los callos se producen por una mayor presión en una zona determinada del pie. Cuando realizamos el Camino de Santiago debemos tener en cuenta que vamos a utilizar un calzado que no es el habitual, que no es el de diario y que eso puede provocar alguna zona de presión que normalmente no tenemos. Por esta razón, es recomendable estrenar calzado unos meses antes de empezar nuestro Camino, para ir domándolo y habituándonos mutuamente para evitar la aparición de durezas en los pies o callos.

Pies recalentados

Los pies recalentados y cansados se producen por un aumento de la actividad y de la temperatura en los pies. Es habitual que con el aumento de actividad que supone una etapa del Camino y las temperaturas mantenidas durante mucho tiempo por el pie, llegues a tener esa sensación de recalentamiento de los pies. Lo mejor es seguir los consejos generales para proteger tus pies durante el Camino. Para evitar tener los pies recalentados o cansados hay que escoger un calzado adecuado, que se adapte bien a nuestro pie, que sea cómodo, ligero, sobre todo transpirable y al mismo tiempo que permita una buena ventilación.

Pies secos

Para evitar los problemas de pies secos es importante hidratarlos de manera conveniente después de cada etapa, así como también antes de comenzar el día. La piel de tus pies lo agradecerá y evitarás problemas de agrietamiento y alteraciones de todo tipo debido a la sequedad de la piel. De manera sencilla, para evitar tener los pies secos hay que utilizar cremas hidratantes que disminuyan la sequedad de la dicha zona.

Tobillos hinchados

La hinchazón de los tobillos durante el Camino es una alteración muy frecuente por el esfuerzo realizado por parte del organismo durante una etapa. Para evitarlo debemos seguir las pautas de los consejos generales para la protección del pie durante el Camino y sobre todo no utilizar ningún elemento que no permita la circulación de la sangre como, por ejemplo, calcetines demasiado ajustados. Por otra parte, los baños de agua fría al final de la etapa deberían ser obligatorios para favorecer un correcto funcionamiento vascular. Además es bueno poder dormir con una pequeña elevación de las piernas para evitar que tengamos los tobillos hinchados antes y después de cada etapa.

Fascitis plantar

La fascitis plantar es una irritación del tejido grueso en la planta del pie. Si durante el Camino sufres de una fascitis plantar, puedes minimizar sus efectos aplicando hielo en la planta del pie y realizando masajes en la zona con algún elemento como puede ser una pelota de tenis o un rodillo. También, y exclusivamente bajo prescripción médica podrías tomar algún antiinflamatorio para reducir el dolor y ponerte en manos de un podólogo o fisioterapeuta para determinar la razón de la fascitis plantar y su posible tratamiento.

Uña encarnada

Todos sabemos que una uña que se encarna puede causar mucho dolor. Para evitar una uña encarnada lo más importante es que las uñas estén bien cortadas, al menos 5-7 días antes de comenzar nuestro camino y que no se produzca una presión excesiva sobre la cara lateral de las uñas (sobre todo la del dedo gordo). Por eso el calzado utilizado no debe ser demasiado estrecho en la punta porque puede favorecer esta presión y la consecuente aparición de la uña encarnada.

Rotura de uña

Es un problema muy frecuente, sobre todo cuantas más jornadas tenga nuestro Camino de Santiago. Se produce principalmente cuando se hace fuerza en la parte delantera del pie al subir las partes con más inclinación de las etapas. Es casi inevitable y lo único que podemos intentar es que el calzado se adapte lo mejor posible a nuestros pies y tratar de equilibrar la pisada lo más posible repartiendo la fuerza sobre todo el pie.
Y ahora te ofrecemos unos consejos que pueden ayudar a minimizar la aparición de estos problemas durante el Camino de Santiago. Antes y después de cada etapa nuestros pies necesitan protección.

Proteción antes de cada etapa

Antes de cada etapa tienes que seguir una serie de rutinas para el cuidado y protección de tus pies durante el recorrido:

Comprueba que las zapatillas que utilices estén en buen estado: que no estén agujereadas, que los cordones estén en buen estado, que la suela no esté despegada, etc. Si escogiste un calzado adecuado y lo llevaste durante tu entrenamiento para el Camino, estos problemas serán menores. La relación calidad-precio de unas zapatillas nos ayudarán mucho a decidirnos por alguno de los productos, por su comodidad, ligereza y ventilación del pie, pero junto a la elección de la mochila todos sabemos que es la mejor inversión que debemos hacer en el Camino.

Comprueba que los calcetines que utilizas están también en un correcto estado: ni agujereados ni muy rozados, que las zonas de protección de dedos y talón están bien y que no tengan humedad. Es importante que no sean nuevos pero que no tengan excesivo uso.

Realiza un ligero masaje con algún utensilio (pelota de tenis, rodillo, etc) en la planta del pie para relajar dicha musculatura y la fascia de la planta del pie.

Si hidratas con alguna crema o vaselina la piel de tus pies después de cada etapa, los aliviarás en el momento y además conseguirás mejorar la protección para el próximo día.

Y como último consejo, si tus pies sudan mucho, cambia los calcetines por lo menos una vez durante la etapa.

Prtección de tus pies y recuperación después de cada etapa:

También debes seguir una rutina para la recuperación y protección de tus pies después de cada etapa.

Quita las zapatillas y airéalas. Revísalas y comprueba que estén en buen estado y que no hayan sufrido ningún percance.

Importante dar un baño de agua (si puede ser fría) a tus pies durante 10-15 minutos después de cada etapa y si tienes ocasión aprovecha cualquier riachuelo que se cruce en tu camino o al final de tu etapa. Si no, finalizar la ducha con agua fría ya es un alivio.

Realiza unos ligeros estiramientos de los dedos de tus pies tanto en flexión como en extensión para disminuir la tensión de la musculatura del pie.

Date un buen masaje con alguno de los productos relajantes y antifricción, que gracias a su efecto inmediato, puede luchar naturalmente contra los pequeños achaques del día a día de nuestros pies durante el Camino de Santiago.

Procura que tus pies “respiren” hasta la siguiente etapa, que les dé el aire y que se oxigenen, es decir, utiliza las sandalias mientras no estés caminando.

Consejos para tus pies de regreso a casa

Si pensabas que al llegar a casa iban a acabar tus problemas, estás muy equivocado. Tus pies van a necesitar unos cuidados especiales para que vuelvan a las condiciones de “trabajo” normal.

Procura caminar los días siguientes al acabar el Camino, por lo menos durante un rato al día, ya que tus pies te agradecerán no dejar de golpe una actividad que fue muy intensa. Este consejo también es una medida de protección para tus pies cuando organices largas jornadas de actividad física, tenlo en cuenta siempre que organices una larga excursión o una ruta a pie.

Realiza diariamente estiramientos de la musculatura de los dedos de los pies y de las piernas, ya que ayudará a que se recuperen antes y es una medida preventiva siempre que tengas que realizar largos trayectos caminando.